viernes, 2 de julio de 2010

Poema colectivo de una noche de vino II

una orda de musas
se agolparon a mi puerta,
el pecado se corporalizó en vino;
Estocolmo está tan lejos
y Pichincha
me seduce con sus luces,
lejano suena la voz ronca de un contrabajo,
chorrea la estufa el calor,
y el invierno no recuerda su frío.

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